ARMARIO DE LUCES Y SOMBRAS ACOMPAÑADO DE TESTAMENTO OLÓGRAFO Y OTROS ENIGMAS













Poema escrito por Antonio Gamoneda para el catálogo Armario de luces y sombras acompañado de testamento ológrafo y otros enigmas posteriormente publicado en su poemario Canción errónea (págs. 125-127) con algunas modificaciones:


ABRE tu armario, Román, abre tu armario para crear una [fugacidad que traslade las sombras a los días inversos, así [sólo la luz habitará los cráneos absortos en su breve eter-
[nidad calcificada.

En los días inversos, 
han de fructificar las herramientas y los signos, y han de 
                                                                                                                                                                                                                                                                              [hacerlo hundiendo 
su raíz en los estambres vivientes.

                                                       La luz

ha de precederse a sí misma; una luz incesante sobre los [mantos volcánicos y la inmanencia de aguas. 
La luz
es médula de sombra.

                                    Así es

en la incandescencia íntima del pensamiento, en su ciega 
[función germinativa.

La luz

[125]

ha de vestir los cuerpos ofendidos, acariciar a la máquina que llora, penetrar suavemente en la tiniebla invertebrada.

                                                                                    Temo, por otro lado temo 
a la escritura que pernocta en tus láminas: ¿certifica los [ácidos y las espumas fétidas? ¿Es cruda y solamente una [delineación agónica?

En los metales insomnes, en las esferas perfectas y en los [rostros inmóviles cuya mirada atraviesa sin mirarnos, hablas de una naturaleza que no nos pertenece. Bien. [Habla, sí, pero hiende. hiende con amor la madera.

Atravesando la imposibilidad, 
[se trata

de esculpir un país desconocido.

Ésta es razón para que tus manos sean penetradas por el 
[vértigo y para que las entregue su espesor.

Desconozco 
qué pueda ser la salvación, pero tú has labrado sus semi- 
[llas, y tu causa pulsátil 
quizá rompa los círculos de la patria amarilla.

Procede 
enloquecer, hacer nuestros, vibratorios y fértiles, los resi-

[126]

[duos del bronce, la potencia abrasiva de la luz encarcela- 
[da, urdir 
los grandes días en que el sufrimiento haga florecer los 
[magnolios

y en que la muerte sea 
la madre de la vida.

Abre tu armario.



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